Suceda lo que suceda a tu
alrededor, no te lo tomes como algo personal, como algo que va dirigido
contra ti especialmente... Si te encuentro
en la calle y te digo de improviso:
-¡Eres un estúpido!
En realidad no me estoy refiriendo a ti sino a mí. Pero si tú te
lo tomas personalmente, tal vez llegues a creer que verdaderamente eres
un estúpido. Quizá te digas a ti mismo:
-¿Cómo lo sabe? ¿Acaso todos pueden ver lo estúpido que soy?
Te lo tomas personalmente porque de entrada estás de acuerdo con
cualquier cosa mala que se diga sobre ti. Y tan pronto como estás de
acuerdo, el veneno te recorre por dentro y terminas atrapado en el Sueño
del Infierno. EI motivo por el cual quedas atrapado, es lo que
denominamos “la Importancia Personal”.
IMPORTANCIA PERSONAL
Tomarse todas las cosas personalmente es la expresión máxima del
egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor. Durante
el periodo de nuestra educación (o domesticación) aprendimos a tomarnos
todas las cosas de manera muy personal. Desde entonces creemos que somos
responsables de todo lo que pasa a nuestro alrededor: ¡Yo, yo, yo, y
siempre yo!
Pero en realidad, nada que los demás hacen tiene que ver contigo.
Lo hacen por ellos mismos, porque todos vivimos nuestro propio sueño en
nuestra propia mente; los demás están en un mundo completamente
distinto del que vivimos cada uno de nosotros. Cuando nos tomamos
personalmente lo que alguien nos dice, es porque suponemos que él sabe
lo que pasa en nuestro mundo interno, y reaccionamos intentando
imponérselo por encima del suyo.
Incluso cuando una situación parece muy personal... por ejemplo,
cuando alguien te insulta directamente, eso tampoco tiene que ver
contigo. Lo que esa persona dice, lo que hace, y las opiniones que
expresa, responden a los acuerdos que él ha establecido en su propia
mente. Su punto de vista surge de toda la programación que recibió
durante su domesticación. Si alguien te da su opinión sin tu pedírsela y
te dice:
-¡Oye, estás muy gordo!
No te lo tomes personalmente, porque la verdad es que se refiere a
sus propios sentimientos, creencias y opiniones. Esa persona te envía
su veneno, y si te lo tomas personalmente, entonces se convierte en el
tuyo. Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil
para los depredadores y los magos negros. Piensa que es muy fácil
atraparte con una simple opinión; después te alimentan con su veneno, y
como te lo tomas todo mortalmente en serio, ingerirás las dosis que te
suministren sin rechistar, manteniéndote en un estado de toxicidad
crónico. Es decir, te inyectas toda su basura emocional y la conviertes
en tuya. Pero si no te lo tomas personalmente, serás inmune a ese
veneno, aunque te encuentres en medio del mismísimo Infierno. Esa
inmunidad es el don que te proporciona este Acuerdo.
EL SUEÑO PERSONAL DE CADA UNO
Cuando te tomas las cosas personalmente, te sientes ofendido y
defiendes tus creencias originando nuevos conflictos. Haces una montaña
de un grano de arena, porque sientes la necesidad de tener razón y de
que los demás estén equivocados. También te esfuerzas en demostrarles
que tienes razón, dando tus propias opiniones. Pero recuerda que
cualquier cosa que sientas o hagas, es solo la proyección de tu propio
sueño personal: un reflejo de tus propios acuerdos internos.
Lo que dices, lo que haces, y las opiniones que tienes, se basan
en los acuerdos que tú mismo has ido estableciendo, y, consecuentemente,
no tienen nada que ver conmigo. Por tanto, lo que pienses de mí no es
importante para mí, por lo que no me lo tomo personalmente. Cuando la
gente me dice:
-Miguel, ¡eres el mejor!
No me lo tomo personalmente. Tampoco lo hago cuando me dicen:
-Miguel, ¡eres el peor!
Sé que cuando estés contento, me dirás:
-Miguel, ¡eres un ángel!
Pero cuando estés enfadado conmigo, me dirás:
-Miguel, ¡eres un demonio! ¡Eres repugnante! ¿Cómo puedes decir esas cosas?.
Ninguno de los comentarios me afecta, porque yo sé lo que soy. No
necesito que me acepten o me rechacen. No me lo tomo personalmente.
Pienses lo que pienses, sientas lo que sientas, se trata de tu problema y
no del mío. Es tu manera de ver el mundo. Por lo tanto, no me lo tomo
de manera personal, porque te refieres a ti mismo y no a mí. Los demás
tienen sus propias opiniones según su sistema de creencias, de modo que
nada de lo que piensen de mí estará realmente relacionado conmigo
directamente, sino con ellos. Es posible que incluso me digas:
-Miguel, ¡lo que dices me duele!
Pero lo que te duele en realidad no es lo que yo digo, sino las
heridas que tu tienes y que yo he rozado con lo que he dicho. Eres tú
mismo quien se hace daño. No me lo tomo personalmente porque no confíe
en ti, sino porque sé que ves el mundo con ojos distintos a los míos:
con los tuyos. Cada uno de nosotros creamos una película entera en
nuestra mente, y en ella somos el director, el productor y el
protagonista. Todos los demás, tienen papeles secundarios: es nuestra
película.
La película se basa en todos los acuerdos que has ido
estableciendo en tu vida. Tu punto de vista es algo personal y tuyo. No
es la verdad de nadie, nada más que la tuya. Por consiguiente, si te
enfadas conmigo, sé que eso está relacionado contigo. Yo soy la excusa
para que tú te enfades. Y te enfadas porque tienes miedo: porque te
enfrentas a tu miedo. Si no tuvieras miedo, no te enfadarías conmigo. Si
no tuvieras miedo, no estarías triste ni celoso en ningún momento.
VIVIR SIN MIEDO Y AMAR
Si vives sin miedo, si amas, no hay lugar para esas emociones. Si
no tienes ninguna de esas emociones negativas, lógicamente te sientes
bien. Cuando te sientes bien, todo lo que te rodea está bien. Cuando
todo lo que te rodea es magnífico, todo te hace feliz. Amas todo porque
te amas a ti mismo, porque te gusta como eres, porque estás contento
contigo mismo, porque te sientes feliz con tu vida. Estás satisfecho con
la película que tú mismo produces y con los acuerdos que has
establecido con la vida. Estás en paz y eres feliz. Vives en ese estado
de dicha en el que todo es verdaderamente maravilloso y bello. En ese
estado de dicha, estableces una relación de amor con lo que percibes en
cada momento.
Sea lo que sea lo que la gente haga, piense o diga, No te lo tomes personalmente. Si
alguien te dice que eres maravilloso, no lo dice por ti. Tú ya sabes
que eres maravilloso. No es necesario que otras personas te lo digan
para creértelo. No te tomes nada personalmente. Incluso si alguien te
dispara con una pistola a la cabeza, no es nada personal.
Como ya sabes que las opiniones que tienes sobre ti mismo no son
necesariamente verdaderas, no es necesario que te tomes cualquier cosa
que llegue a tu mente como algo personal. La mente tiene la capacidad de
hablarse a sí misma, pero también de escuchar la información disponible
de otras áreas cerebrales. A veces, cuando oyes una voz en tu mente, te
preguntas de dónde proviene. Es posible que provenga de otra “realidad”
en la que hablan seres con unamente similar a la humana. Los toltecas denominaron a estos seres con el nombre de “Aliados”. En Europa, África e India, los llamaron “Dioses”.
Nuestra mente también existe en el plano de los dioses. También
vive en esa realidad y es capaz de percibirla. La mente ve con los ojos y
percibe la realidad que nos llega cuando estamos despiertos, pero
también ve y percibe sin los ojos, aunque la razón apenas es consciente
de esta sutil percepción. La mente vive en más de una dimensión. Es
posible que, en ocasiones, tengas ideas que no se originan en tu mente,
pero las percibes en ella. Tienes derecho a creer o no lo que esas voces
te dicen y a no tomártelo personalmente. Tenemos la opción de creer o
no las voces que oímos en nuestra mente, como decidir qué acuerdos tomar
en el Sueño del Planeta.
EL MITOTE
La mente es capaz de hablarse y escucharse a sí misma. Pero
cuando muchas partes de tu mente hablan todas al mismo tiempo, se
origina un gran problema. A esto lo llamamos Mitote. Podemos comparar el Mitote con
un enorme mercado, en el que miles de personas hablan y hacen trueques
al mismo tiempo. Cada una tiene pensamientos y sentimientos diferentes,
cada una tiene un punto de vista propio. Todos los acuerdos que hemos
ido estableciendo a lo largo de nuestra vida no siempre son compatibles
entre sí. Cada acuerdo es como un ser vivo independiente: tiene su
propia personalidad y supropia voz.
Los acuerdos incompatibles se contradicen unos con otros, y el
conflicto se va extendiendo hasta que estalla una gran guerra en la
mente. El Mitote impide que los seres humanos sepan lo que en
realidad quieren, cómo lo quieren, o cuándo lo quieren. No están de
acuerdo con ellos mismos, porque unas partes de la mente quieren unas
cosas y otras quieren exactamente lo contrario. Una parte de la mente
pone objeciones a determinados actos y pensamientos, y otra los apoya.
Todos estos pequeños seres vivientes crean conflictos internos, porque
están vivos y cada uno tiene su propia voz. Únicamente si hacemos un
inventario completo de nuestros acuerdos, descubriremos todos los
conflictos y, con el tiempo, llegaremos a poner orden en el caos del Mitote.
No te tomes nada personalmente, significa que si lo
haces, te expones a sufrir por nada. Los seres humanos somos adictos al
sufrimiento en diferentes niveles y grados, apoyándonos unos a otros
para mantener esta adicción. Hemos acordado ayudarnos mutuamente a
sufrir. Por ejemplo, si tienes necesidad de que otros te maltraten, será
más fácil que terminen haciéndolo, y si estás con personas que
necesitan sufrir, algo en ti hará que acabes maltratándolas. Es como si
llevasen un cartel colgado en la espalda que dice: ¡Golpéame, por favor!
Piden continuamente justificaciones que expliquen su sufrimiento,
pero su adicción al dolor no es más que un acuerdo previo que han
tomado y que refuerzan a diario. Vayas donde vayas, encontrarás siempre
gente que te mentirá, pero a medida que tu conciencia se expanda,
descubrirás que tú también te mientes a ti mismo. No esperes nunca que
los demás te digan la verdad, porque ellos también se mienten a sí
mismos. Tienes que confiar plenamente en ti y decidir por tu cuenta si
te crees o no lo que alguien te dice.
Cuando realmente vemos a los demás tal como son, sin tomarnos
personalmente lo que hacen o dicen, no pueden dañarnos. Si te mienten,
no importa. Te mienten porque tienen miedo a que descubras que no son
perfectos, ya que quitarse la máscara social resulta doloroso. Si los
demás dicen una cosa, pero luego hacen otra y no prestas la debida
atención a ambas, te mientes a ti mismo. Pero si tratas de ser veraz
contigo, te ahorrarás mucho dolor emocional.
VERACIDAD
Decirte la verdad a ti mismo puede ser doloroso a corto plazo,
pero no necesitas aferrarte al dolor, puesto que la curación ya esta en
camino. Que las cosas te vayan mejor es sólo cuestión de tiempo. Si
alguien no te trata con amor ni respeto y finalmente se marcha de tu
lado, quizá te resulte doloroso durante un tiempo, pero al final tu
corazón sanará. Entonces elegirás lo que de verdad quieres. Descubrirás
que para elegir correctamente, más que confiar en los demás, debes
confiar en ti mismo.
Cuando el no tomarse nada personalmente se convierte en un hábito
firme y sólido, evitas muchos disgustos. Tu rabia, celos y envidia
desaparecerán, y si no te tomas nada personalmente, incluso tu tristeza
también se esfumará. Si conviertes el Segundo Acuerdo en un hábito
permanente en tu vida, descubrirás que nada puede devolverte al
Infierno. Te vuelves inmune a los magos negros y ningún hechizo te
afectará, por muy fuerte que parezca ser. El mundo entero puede contar
chismes sobre ti, pero si no te los tomas personalmente, te volverás
inmune a ellos. Alguien puede enviarte veneno emocional de forma
intencionada, pero si no te lo tomas como algo personal y no lo
ingieres, se vuelve más nocivo para el que te lo envía que para ti.
Ya ves lo importante que es este acuerdo. No tomarse nada
personalmente te ayuda a romper muchos hábitos y costumbres que te
mantienen atrapado en el Sueño del Infierno, causándote un
sufrimiento innecesario. Cuando te acostumbres a no tomarte nada
personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o
digan los demás. Bastará con que confíes en ti mismo para elegir con
responsabilidad y acierto. No eres responsable de los actos de los
demás, solo eres responsable de ti mismo. Cuando comprendas esto de
verdad y no te tomes las cosas personalmente, será muy difícil que los
comentarios insensibles o los actos negligentes de otros te hieran.
Si mantienes vivo este acuerdo en tu vida, podrás viajar por todo
el mundo con el corazón abierto sin que nadie te hiera, y podrás decir -Té Amo,
sin miedo a que te rechacen o te ridiculicen. Pedirás lo que necesitas,
dirás sí o no (lo que tú decidas) sin culparte ni juzgarte. Podrás
seguir la voz de tu corazón. Y aunque estés en medio del caos,
experimentarás felicidad y paz interior. Permanecerás en un estado de
dicha y el Infierno no podrá afectarte.
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